Luciana Miranda Serrano
En honor al 18 de julio, día en que se conmemora el “Día internacional Nelson Mandela”, un referente de la lucha por los Derechos Humanos y la búsqueda incansable por la paz de los pueblo, es necesario recordar y reflexionar acerca de la historia y realidad de Palestina, cuyos habitantes continúan siendo víctimas de la violencia ejercida con el fin de conquistar territorio y poder.
El desplazamiento palestino es un acontecimiento que ha marcado la vida de los palestinos y la identidad de Gaza, particularmente. Sin embargo, lejos de haber sido un hecho superado, continúa siendo parte de sus vidas y de su historia.
Previo a analizar el caso palestino, es necesario entender las razones por las que se producen estos desplazamientos; los cuales comprenden la necesidad de huir de los conflictos, la violencia, u otros peligros, con el fin de encontrar seguridad y medios de subsistencia.
Es así que, recordamos que hace 76 años se produjo el desplazamiento forzoso de aproximadamente 750.000 árabes, conocido con el nombre de “La Nakba”, traducida como catástrofe. Este fue un acontecimiento que marcó la vida de los palestinos, quienes se vieron obligados a abandonar sus hogares en las tierras que hoy conforman Israel, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA).
«Ese sentimiento de ser forzados a abandonar nuestro hogar, nuestro país, nunca nos abandonará. No creo en Orland Park [donde vive]. Creo en Jerusalén. Creo en Palestina», dijo Mahmoud Salah, un refugiado que experimentó la Nakba.
En similar sentido, actualmente el mundo entero está siendo testigo del desplazamiento forzado que está atravesando el pueblo palestino, pero, ¿por qué están siendo desplazados de un lugar a otro, teniendo que abandonar sus hogares y familias? Esto se debe a una prolongada y sistemática dominación de Israel sobre los palestinos. Estos abusos perpetrados por Israel son una constante desde hace mucho tiempo, por medio de cuatro estrategias: fragmentación en dominios de control, desposesión de tierras y propiedades, segregación, control y privación de derechos económicos y sociales.
La violencia ejercida desde octubre del año 2023, reflejada en los constates ataques en el territorio palestino, ha obligado a que ellos tengan que trasladarse a un lugar más seguro. No obstante, estos ataques se han extendido a escuelas y hospitales, zonas que, según el Derecho Internacional, no pueden ser atacadas. De esta forma, se observa como se ha infringido una regla internacional, que establece que las partes del conflicto deben abstenerse de atacar a la población civil y proteger espacios como escuelas y hospitales.
«Nuestras historias deben ser escuchadas porque la injusticia contra los palestinos no terminó con al-Nakba y está lejos de terminar», señaló Leila Giries, otra refugiada palestina.
Es devastador leer y escuchar los testimonios de palestinos que, para sobrevivir, tuvieron que abandonar todo. Este conflicto nos recuerda un suceso que nunca debió ocurrir, “La Nakba”; pero que al mismo tiempo es ignorado y, por lo tanto, avalado silenciosamente por aquellos que tienen el poder de detenerlo.
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Luciana Belen Miranda Serrano es integrante del colectivo de defensores de Derechos de Chuquisaca, investigadora y estudiante de Derecho.
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