Gabriela Canedo Vásquez
Observa Sherlock Holmes, en El signo de los cuatro, citando a Winwood Reade, “que mientras el hombre es individualmente un enigma indescifrable, en conjunto se convierte en una certidumbre matemática (…). Por ejemplo, si bien no se puede predecir qué es lo que va a hacer una persona determinada, sí es posible prever con precisión lo que hará la mayoría de ellas. Eso es lo que asegura la estadística”.
Estamos en puertas de que se lleve a cabo el décimo segundo censo en el país, que desde su preparación fue controversial. Aun una serie de creencias y prejuicios circulan en torno a él. Y se esperan sus resultados con mucha expectativa, tanto así que se le pide que arroje todos los datos posibles. A pocos días del censo y con la boleta ya impresa se continúa cuestionando por qué no entraron determinadas preguntas o cómo fueron formuladas otras.
Es bueno tener en cuenta que existen otras herramientas, como la encuesta de hogares, o estudios más focalizados que proporcionan información sobre temas específicos y se los realiza de manera mucho más periódica. Precisamente con base en los datos generales que arrojará el censo, se podrá aplicar instrumentos más precisos. Entonces, no se le puede pedir todo al censo.
Más allá de las críticas que aún circundan tal empresa, este gran acontecimiento puede abrir una serie de interrogantes y reflexiones sociológicas alrededor de la estadística, su importancia, las tendencias que arroja y el papel de la libertad de elección. En tal sentido, lo que llama la atención es cómo cada individuo, que es único, singular y de una complejidad tremenda, llega a ser subsumido y simplificado cuando se lo considera en el conjunto. En tal sentido, cada persona llega a ser una cifra más, y forma parte de tendencias estadísticas.
Con la estadística cae por los suelos la teoría del libre albedrío y la libertad de elección individual. Así ya lo afirmaba de manera interesante Kant en su obra Filosofía de la historia, indicando que “las acciones humanas se hallan determinadas, al igual que los fenómenos naturales, por las leyes generales de la naturaleza que yacen profundamente ocultas. De esta manera, aquello que en los sujetos singulares se presenta confuso e irregular a nuestra mirada, considerado en el conjunto de la especie puede ser conocido y explicado como un desarrollo continuo, aunque lento, de las disposiciones originales de la especie humana. Así, por ejemplo, los matrimonios —en los que la libre voluntad ejerce gran influencia y es determinante— y los nacimientos y muertes que les siguen, aparentan, no estar sometidos a regla alguna que pudiera permitirnos determinar con anticipación su número y, sin embargo, las tablas estadísticas anuales de los grandes países nos muestran que transcurren con arreglo a leyes naturales constantes”.
No sé a ciencia cierta si las leyes a las que se responden las acciones humanas sean naturales, lo que sí podemos afirmar es que la supuesta libertad individual responde a tendencias y estructuras sociales.
El censo posibilita conocer las características sociales y demográficas de los habitantes de un país. Las preguntas de la boleta son parecidas a las aplicadas en anteriores censos, no se está inventando, ni descubriendo nada. Conoceremos cuántos somos y cómo estamos distribuidos, según al sexo, la edad, lugar de nacimiento y de residencia, estado civil.
También tendremos información acerca del modo como están estructurados los hogares, el número de personas que trabajan, clasificadas por actividades, por situación profesional, así como el número de las personas desempleadas, la cantidad de personas que estudian y en qué nivel o qué tipo de estudios poseen, entre muchas otras variables.
Toda esa información puede utilizarse para planificar políticas sociales, demográficas, sanitarias, educativas, asistenciales, culturales, etc. Resulta clave para la asignación de recursos económicos a los municipios y gobernaciones, así como para realizar proyecciones.
El sábado 23 de marzo, colaboremos con los censistas, respondamos todas las preguntas seria y honestamente.
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Gabriela Canedo es socióloga y antropóloga
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