Lesly Cadena
“En Tarija la cultura muere lentamente, no por falta de talento si no por falta de voluntad política. Mientras ellos cobran sus jugosos sueldos y posan en fotos diciendo que promueven la gestión cultural, los artistas y promotores culturales sobreviven con lo que pueden”.
La Casa Dorada o Casa de la Cultura no sólo es el lugar turístico más fotografiado por nuestros visitantes, sino, es el corazón artístico de Tarija, es un espacio donde se entrelaza la memoria, la identidad y la creatividad del pueblo tarijeño, un puente entre generaciones y un resguardo para la historia cultural de nuestra región.
A lo largo de los años, la casa de la cultura ha albergado exposiciones artísticas, presentaciones musicales, obras teatrales, lanzamientos literarios y múltiples actividades que han permitido que tanto niños como jóvenes y adultos encuentren un lugar donde puedan expresarse libremente. Este lugar ha sido testigo del crecimiento de artistas locales que el día de hoy representan a Tarija a nivel nacional e internacional, así también es refugio de investigadores, gestores culturales y ciudadanos que entienden que el arte no solo embellece sino transforma.
A pesar de su importancia histórica, la cultura en Tarija ha sido relegada a un papel decorativo, algo secundario, o como un lujo que se puede recordar cuando conviene, esta mirada pobre ha debilitado proyectos, ha cortado iniciativas y ha dejado a muchos trabajadores culturales expuestos a la precariedad.
La casa de la cultura con todo su valor simbólico y social merece ser cuidada y fortalecida y respetada, pero la realidad demuestra todo lo contrario, demuestra que somos un pueblo profundamente cultural, pero con autoridades que no entienden o no quieren entender el valor real de la cultura.
El pasado lunes 10 de noviembre, el encargado de la biblioteca de la casa de la cultura, Eddy Arce, se vio obligado a declarar una huelga de hambre, tras más de nueve meses sin percibir sueldo.
Mientras las autoridades cobran sus jugosos salarios, Eddy Arce puso en riesgo su vida y con el hambre como su última herramienta de protesta ante las autoridades para exigir que se cumplan sus derechos. Cuando la presión ciudadana creció, recién las autoridades decidieron reunirse para “dialogar”. Y no porque no conocieran el problema, lo sabían, pero optaron por ignorarlo. ¿eso es lo que vale la cultura para ellos? ¿La vida de un hombre?
Este hecho no es un simple conflicto administrativo, es un síntoma de algo mucho más profundo, la cultura en Tarija no es prioridad para quienes deberían protegerla. La institución que debería ser el motor del desarrollo artístico se ha convertido en un espacio donde los trabajadores deben rogar por derechos mínimos.
Lo que le pasó a don Eddy revela la talla moral de nuestras autoridades. Muestra que para ellos la cultura solo importa cuando es útil políticamente, si la cultura no genera votos, no llena plazas, no garantiza campañas, no vale nada, por lo tanto se la deja de lado, se la minimiza, se la abandona y eso duele, duele como tarijeños, duele como ciudadanos, duele como seres humanos…
Mirando hacia adelante, deberíamos preguntarnos qué tipo de Tarija queremos construir. ¿Una Tarija donde la cultura se apaga de a poco por la negligencia institucional? ¿O una Tarija donde la cultura se mantiene viva gracias a la defensa de su gente?
La respuesta no debería recaer solo en las autoridades. También es responsabilidad de nosotros como ciudadanos exigir, vigilar y proteger los espacios que forman parte de nuestra historia y nuestro presente.
La Casa de la Cultura puede volver a brillar, puede volver a ser el motor cultural de nuestro departamento, pero para eso necesitamos compromiso real.
La historia recordará estos días, recordará a don Eddy como el hombre que defendió la cultura a costa de su propio cuerpo y también recordará a quienes lo dejaron llegar tan lejos.
La pregunta sigue sobre la mesa: ¿Cuánto vale la cultura para nuestras autoridades? Pero también debemos responder a una aún más profunda:
¿Cuánto vale la cultura para nosotros?
–0–
Lesly Cadena es abogada y Activista
Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.





