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El presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), monseñor Aurelio Pesoa, ante la Asamblea de Obispos hizo un llamado a no perder la compasión y la sensibilidad en un contexto de crisis económica que está afectando a los más desprotegidos.
“Cómo podemos permanecer insensibles ante los pobres que lamentablemente están aumentando entre nosotros por la crisis económica que estamos sufriendo y que afecta a los más desprotegidos”, manifestó Pesoa en sus palabras de inicio de la CXIV Asamblea de Obispos.
Reflexionó sobre la necesidad de llenarnos de compasión como Cristo por lo que sucede en el mundo y en el país. Dijo que Jesús tuvo un corazón sensible y compasivo que hace tanta falta, porque “ahora el afán del ser humano es de dominio del dinero y del poder, ellos nos hacen insensibles y falto de compasión”.
“Cómo es posible permanecer insensibles y sin compasión ante los hermanos que están en la cárcel sufriendo condenas injustas por un sistema de justicia indolente y sin compasión”, cuestionó.
En esa misma línea, pidió mirar la situación de los pueblos indígenas, especialmente del oriente y de la Amazonía, porque se están violando sus derechos, están siendo despojados de sus tierras y sus formas de vida ancestral a manos de un sistema servil al dinero al poder y al placer.
Afirmó que la Amazonía se constituye en la reserva y riqueza natural del mundo, que garantiza el equilibrio natural y que es la base de construcción de la casa común que clama el papa Francisco y “está totalmente amenazada y desprotegida junto a los pueblos indígenas que las habitan, por intereses de los colonizadores, al servicio de actividades ilícitas, la deforestación interesada y los incendios y miramos todo esto con impotencia”, detalló.
De la misma manera pidió mirar la violencia creciente en las calles, el aumento de la polarización, los asesinatos, los feminicidios, los malos tratos en la familia, el incremento de las actividades ilícitas, el crimen, los ajustes de cuentas.
Monseñor Pesoa alertó que si la justicia no cumple su rol imparcial y de servicio a la ley, “se impone la ley del más fuerte, el desorden más cruel y el tomarse la justicia por mano propia”.
“Los dioses de este mundo imponen su ley injusta, mientras contemplamos espectáculos de injusticia, pobreza y violencia sin que se despierten la compasión en nosotros. No nos acostumbremos ni nos amoldemos al espectáculo de la ilegalidad e injusticia”, exhortó.
A la población creyente en Cristo pidió permitir que se despierte la compasión del vencedor de la muerte, del que ha vencido el pecado, de aquel en el que vemos y que ha triunfado el amor y la paz “los poderosos dieron muerte a Jesús, pero Dios lo resucitó”, sostuvo.
“La vida tiene sentido, pero es necesaria la compasión, donde no hay compasión cunde la desconfianza y una sociedad basada en la desconfianza es inviable. Que el resucitado despierte la compasión y la solidaridad entre todos nosotros”, para que haya confianza y fraternidad o para una sociedad de justicia y bienestar (…). Hay esperanza porque creemos en Cristo”, dijo.
Monseñor Pesoa inició sus reflexiones hablando de la fe y el sentido de la vida. “Quien vive sin fe no tiene esperanza, por tanto, el mundo se le convierte en el único lugar de realización y la mundanidad se le convierte en el único fin de la vida”.
En su meditación dijo que “viven amoldándose al famoso adagio (…) ‘aprovecha el momento’. La vida se acaba y no hay nada más que esto visible, por eso aprovecha el momento, o decir: aprovéchate”.
En tono crítico manifestó que el mundo solo ofrece para llenar la vida de sentido de dinero, poder y placer. En palabras del papa Francisco son las “tres P”: plata, poder y placer, y cuando no hay fe no hay esperanza y son las fuentes de la corrupción y de todos los males.
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