Carlos Derpic
“Con Lucho y David sabemos a dónde vamos”. Así reza una propaganda (¡Una más!) de las muchas que los gobiernos del MAS publican en diarios progubernamentales o abiertamente masistas (a los otros que los ayude Dios), lo que seguramente ocasiona la cólera desbordada del expresidente fugado, como viene sucediendo desde hace algún tiempo, sobre todo porque él no es el protagonista de las propagandas, como sucedió durante los 14 años que estuvo en el gobierno hasta hace un poco más de cuatro años.
Sin embargo, la cólera de unos y la “renovación” de otros no nos interesan como bolivianos de a pie, que vemos cómo, día a día, la cosas empeoran en nuestro querido país. Nos referimos, en esta ocasión y en concreto, a los incendios que se han desatado en los bosques de la Amazonía y el norte de La Paz, con la única finalidad de ampliar la frontera agrícola y ganar más y más dinero a costa de la biodiversidad y de la salud del propio planeta Tierra.
La situación es inaceptable en Santa Cruz y La Paz. “El cielo más puro de América” dejó de ser tal para convertirse en el cielo más oscuro y lleno de humo, lo que se añade al hecho de que Bolivia sea considerado unos de los primeros países en deforestación en el mundo.
¿Qué dicen y qué hacen frente a esto Lucho y David? Decir, siguen diciendo cosas, siguen recitando poesía, como aquella de “Es hora de ocuparse y no preocuparse la madre Tierra” (Arce dixit) o recordar el aniversario en que el planeta Tierra fue declarado “La Madre Tierra”, (“Larama Choquehuanca”) hace pocos días atrás
Pero, hacer … ninguno ni nadie del gobierno hace nada. Como no hizo nada el expresidente fugado cuando, en 2019, se produjeron también incendios de magnitud ante a los cuales apareció en pantallas de TV “apagando” unas ridículas fogatas encendidas exprofeso, para protestar luego “Listo, basta ya”, como salió en algún video de esos que hoy se ven con facilidad.
¿Por qué el presidente Arce no abroga los decretos incendiarios que están vigentes desde hace varios años atrás ¿Por qué el vicepresidente Choquehuanca no convoca a la Asamblea Legislativa Nacional para abrogar las leyes incendiarias dictadas durante los anteriores gobiernos del MAS? ¿Por qué no declaran emergencia o desastre? ¿Por qué no hacen algo además de hablar y llenarse la boca de un discurso falso de defensa de la Madre Tierra?
Porque para Lucho y David, lo mismo que para Evo y Álvaro, sus predecesores, el planeta, los pobres y excluidos, los indígenas, los trabajadores, la defensa del medio ambiente, la lucha contra el imperialismo (sólo el norteamericano, porque el chino -según ellos- no lo es), son sólo discurso, son sólo instrumentos para llegar al poder y perpetuarse en él.
Los diarios, radios y canales de televisión, y las redes sociales están llenos de escenas dramáticas y del clamor de los habitantes de varias poblaciones que están viviendo un auténtico infierno, con el fuego quemando sus casas. El llanto de estas personas no conmueve a los demagogos e impostores que, como el ministro de Gobierno afirman que el gobierno ha respondido con prontitud a la demanda de los afectados por los incendios. O como el viceministro de Defensa Civil (que, en el pasado, sin rubor ni consideración, divulgó la enfermedad que aquejaba a un exmagistrado), que dice que el fuego está controlado y que sólo quedan unas columnas de humo.
Como en el pasado, hoy también hay profetas que se alzan contra el poder de los gobernantes. Son los innumerables jóvenes y algunos no tan jóvenes, que exigen la abrogación de normas incendiarias; que denuncian a los gobernantes que queman la nación; que se oponen a mayores concesiones a favor de los dirigentes de las cooperativas mineras o de los chinos, que son los únicos beneficiarios de la minería ilegal.
También la Conferencia Episcopal Boliviana, al concluir su CXIII Asamblea, denunció que “algunos incendios de la selva se están utilizando parasacar de tierras ancestrales a poblaciones originarias y antiguas, que hasta hoy han sido guardianes de la selva, para dar campo a la ocupación promovida y favorecida desde algunas instituciones burocráticas del Estado”.
Hay esperanza, porque frente a la maldad, la mentira, el abuso de autoridad y la prepotencia, emerge nuevamente el pueblo auténtico y las instituciones que lo representan genuinamente, que se expresa clara y abiertamente en contra de la injusticia y la indolencia y se propone construir un nuevo mundo y un nuevo país.
¿Con Lucho y David sabemos a dónde vamos? Parece que no, ¿o sí? ¿Nos vamos a la “mercury”?
No, señor. La juventud y la ciudadanía no lo permitirán.
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Carlos Derpic es abogado.
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