Burocracia y conductas antidemocráticas

Opinión

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Cecilia Vargas

El día miércoles 2 de julio se anunció la inhabilitación de Jaime Dunn como candidato a la presidencia de Nueva Generación Patriótica y, aunque va a recurrir, según sus declaraciones, a herramientas jurídicas para revertir esa situación, es muy poco probable que algo cambie. Él (Dunn) junto con otros bolivianos destacados como Luciana Campero, han sido inhabilitados con diferentes pretextos, sí pretextos, porque en el caso de Luciana el argumento fue una declaración relacionada con el hecho de que sería candidata y hoy ejerce funciones en el legislativo, pese a que otros candidatos en las mismas condiciones sí fueron habilitados. Y, en el caso de Dunn, sería una insolvencia fiscal con argumentos relacionados a informes y documentos que una oficina tiene y otra no, aunque, según declaraciones de Dunn, ya habría pagado sus deudas.

El papeleo que hoy está perjudicando a Dunn tiene que ver con herramientas digitales tan básicas como que salga una alerta cuando hace algún trámite indicando que se ponga al día con el fisco, durante 20 años no saltó nada a la vista, hasta que al realizar documentación para postularse a la presidencia aparece ese problema, ¿casualidad?, o simplemente atraso tecnológico y conductas antidemocráticas.

Hoy es Dunn y Luciana, mañana puede ser usted, estimado lector, que por equis o zeta motivo sea perjudicado, porque en un régimen donde la información no está clara, donde no tenemos sistemas tecnológicos, sino un montón de burócratas que firman y sellan papeles y obedecen a quienes gozan de poder, quieren favorecer o perjudicar a gusto y capricho. He ahí la importancia de cambiar Bolivia, no solamente logrando que podamos trabajar en paz, sin constantes bloqueos ni prejuicios por caprichos de algunos, sino también contar con la digitalización que facilitaría trámites y pondría en evidencia obstrucciones y retrasos en cuanto a pagos y cobros. Para todo eso, la voluntad política es fundamental, sin tibiezas, sin medias tintas, sino con firmeza, sin miedo a decir verdades, con la gente que quiere el bienestar de todos, sin el riesgo de que se cumplan plazos para determinados objetivos y, diciéndolo de otra manera, de retorno negociado o no de quienes han trabajado en la desinstitucionalización del país, porque los regímenes totalitarios no descansan.

La vocación democrática como sistema debe estar acompañada de decisiones firmes y consecuentes, porque hablar de democracia y bloquear caminos, es bloquear derechos; hablar de democracia y no tener información disponible, sea información general como la del banco central o específica como de cada persona que debe algo y tiene que ponerse al día o contar con alarmas informáticas, es también predisponer a extorsiones o simplemente perjudicar a las personas, como en el caso de Dunn, quien quiere ser presidente o a cualquier persona que postule a un cargo y requiera una certificación como requisito.

Vivimos tiempos electorales, y la política es el arte de lo posible; que sean posibles cambios radicales, profundos, para un país trabajador, de vocación democrática, diverso en sus formas, pero homogéneo en cuanto a objetivos, ellos: trabajar sin obstáculos, vivir tranquilos y libres.

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Cecilia Vargas es cirujana y docente universitaria

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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