Agua, bosques, emprendimientos, economía circular y justicia: los ejes de la Cumbre de Mujeres Indígenas

Desarrollo

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Yenny Escalante

III Cumbre de Mujeres. Foto: Sumando Voces

Inauguración de la III Cumbre de Mujeres. Fotos: Sumando Voces

Con un significativo acto de apertura y un profundo sentido de resistencia, unidad y compromiso con la vida y los territorios, inició este jueves la III Cumbre Internacional de Mujeres Indígenas y Rurales. Este encuentro reúne a más de 60 lideresas de Bolivia, Colombia, Perú y España, representantes de 19 territorios y múltiples organizaciones indígenas y ambientales, quienes trabajarán durante cuatro días en torno a cinco ejes centrales: agua, bosques, emprendimientos, economía circular y justicia ambiental.

El evento, que se extenderá hasta el 7 de septiembre, tiene como sede la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y se desarrolla bajo el lema «Tejer acuerdos en red para defender la biodiversidad de los territorios», destacando la urgencia de articular acciones concretas frente a la crisis climática y la amenaza constante sobre los territorios indígenas.

Durante la ceremonia de inauguración, se recordó que esta cumbre es la continuación de un proceso iniciado en marzo de 2022 en Cusco, Perú, donde se emitió la primera declaración conjunta de mujeres indígenas en defensa de la vida y la Madre Tierra. Hoy, desde Santa Cruz, las participantes se comprometen a avanzar en la construcción de un pacto verde, una propuesta colectiva basada en cinco pilares fundamentales:

  1. Gestión y adaptación de recursos hídricos, reconociendo el agua como fuente de vida y derecho humano.
  2. Protección de bosques y ecosistemas terrestres, donde las mujeres son guardianas ancestrales.
  3. Impulso a emprendimientos ecosostenibles e iniciativas verdes.
  4. Promoción del reciclaje y la economía circular, bajo el principio de “basura cero”.
  5. Participación, justicia y acceso a información ambiental, exigiendo representación activa y paritaria en la toma de decisiones.

Mujeres en defensa del territorio

La directora de Proceso Servicios Educativos, Gelmy Castellón, destacó la profundidad política y simbólica de este espacio. Lejos de ser un evento protocolar o meramente académico, la cumbre —impulsada por organizaciones indígenas y aliadas internacionales— se plantea como un escenario de resistencia organizada, memoria activa y construcción colectiva de propuestas para enfrentar la crisis climática desde los saberes territoriales.

Para Castellón, las mujeres indígenas no solo defienden sus tierras, sino también conocimientos milenarios y formas de vida que han sido históricamente invisibilizadas. En ese sentido, el encuentro se convierte en un territorio donde las voces se entrelazan, las experiencias se comparten y se tejen acuerdos con visión de justicia ambiental y equidad. “Este evento no es simplemente una reunión de mujeres, es un acto de memoria viva y resistencia organizada, donde cada una trae consigo la dignidad y el conocimiento ancestral de su pueblo”, afirmó.

Gelmi Castellón, durante su intervención en el acto de inauguración.

Durante el acto de inauguración, Wilma Mendoza, presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB), afirmó que deben «defender la naturaleza porque es el pulmón de la tierra y de las mujeres». Por su parte, Lidia Mayser, directora de Género del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, destacó que «no puede haber justicia ambiental sin justicia social».

Las palabras de bienvenida también estuvieron marcadas por un reconocimiento al pueblo chiquitano, originario de esta región, y a la Organización Regional de Mujeres Indígenas Chiquitanas, anfitrionas del evento.

La cumbre es impulsada por Proceso Servicios Educativos y Zabalketa, con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad. Esta alianza refleja el compromiso internacional por el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres indígenas y rurales en el contexto del cambio climático.

En un contexto de crisis ambiental, deforestación, incendios forestales y expansión del extractivismo, las mujeres indígenas han reafirmado su rol como sembradoras de vida y defensoras de los territorios. Durante estos días, no solo compartirán experiencias, sino que construirán estrategias y propuestas para que sus voces sean escuchadas en el debate global sobre justicia climática y ambiental.

«No hay desarrollo sin respeto a la naturaleza, no hay justicia sin territorio y no hay futuro sin nosotras, hermanas», puntualizó Mayser y fue uno de los mensajes más potentes pronunciados en la jornada inaugural.

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