Claudia Terán
Estamos en la era digital, la información y la comunicación fluyen a través de redes electrónicas, ello conlleva un desafío para los derechos humanos, pues deben extenderse más allá del ámbito físico hacia el ciberespacio.
Los derechos digitales, también conocidos como derechos en línea o cibernéticos, son un conjunto de principios y normas que protegen la libertad y la privacidad de las personas en el mundo digital, es decir, corresponden a los mismos derechos humanos en el ámbito digital; protegen la libertad de expresión, la privacidad, el acceso a la información, etc.
A pesar de la importancia creciente de los derechos digitales, todavía existen numerosos desafíos y amenazas que ponen en peligro estos principios. La censura en línea, la vigilancia masiva, el acoso digital y la manipulación de la información son solo algunos ejemplos de las violaciones de los derechos digitales que enfrentamos en la era digital.
La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales en el mundo digital, vía internet las personas pueden expresar sus opiniones y compartir información, no obstante, cuestiones como la desinformación o los discursos de odio en línea muestran la necesidad de regular el ejercicio de este derecho en línea.
La regulación de los contenidos en línea a través de una legislación sobre delitos cibernéticos demasiado amplia y vaga con el fin de controlar actividad delictiva en línea, puede a su vez ser mal utilizada por los gobiernos para reprimir la libertad de expresión.
La privacidad es otro derecho que debe abordarse desde la perspectiva digital, nuestros datos están continuamente recopilándose, almacenándose y usándose, por lo que es necesario poder tener control sobre esa información y que se respeten nuestros derechos a la intimidad y la protección de datos. A la par, debe protegerse a las y los usuarios del uso invasivo de los datos privados y proteger a las comunicaciones anónimas, generando a la vez mecanismos para la rendición de cuentas por el comportamiento ilegal en línea, la transparencia en la recopilación y el uso de datos por parte de empresas y gobiernos, y la seguridad cibernética para proteger a los usuarios de amenazas como el hacking y el robo de identidad.
El acceso libre e igualitario a internet es otro principio fundamental al hablar de derechos digitales, ello implica que, por un lado, todos los datos en internet deben tratarse de manera igualitaria, sin discriminación ni privilegios para ciertos tipos de contenido o proveedores de servicios en línea pues ello garantiza un acceso equitativo a la información. Por otro lado, implica la superación de los retos de la inaccesibilidad y la brecha digital, con énfasis en poblaciones en situación de vulnerabilidad como mujeres, personas con discapacidad, pueblos indígenas, niñas, niños, adolescentes y jóvenes, entre otras.
Otro aspecto fundamental tiene que ver con la protección a periodistas y medios de comunicación, para defenderlos del acoso en línea, especialmente a las mujeres periodistas, la cual no sólo está relacionada con motivos de género, sino que se entrecruzan cuestiones raciales, homofobia, intolerancia religiosa y otras formas discriminación aumentando la gravedad de su impacto.
Para proteger y promover los derechos digitales, es necesario un enfoque colaborativo que involucre al Estado, empresas, organizaciones de la sociedad civil y a la ciudadanía. Esto implica desarrollar y aplicar leyes y políticas que protejan los derechos en línea, promover la alfabetización digital y la conciencia sobre los riesgos y oportunidades de la tecnología, y trabajar juntos para construir un internet más seguro, inclusivo y democrático.
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Claudia Terán es abogada especialista en Derechos Humanos.
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