Miguel Crespo durante su exposición. Foto: Sumando Voces
El modelo agropecuario dominante está profundizando la crisis ambiental y comprometiendo la seguridad alimentaria del país, advirtió el microbiólogo y panelista Miguel Crespo, durante el Foro conversatorio sobre agroecología “Cultivando el cambio”, desarrollado en Tarija la mañana del 14 de noviembre.
“El modelo agropecuario global (que predomina en el país) enferma, contamina, pero no alimenta”, dijo Crespo y advirtió que ello se debe al uso extensivo de pesticidas, la degradación de suelos y la pérdida acelerada de biodiversidad.
Señaló que en 26 años se usaron cerca de 4.282 millones de toneladas de agroquímicos en todo el mundo y su empleo no disminuyó con la introducción de transgénicos: “El uso de transgénicos no optimiza el uso de agroquímicos, sino que más bien los consolida y los promueve”.

Según Crespo, la FAO declaró que la única opción que tiene el planeta para salir de esta crisis alimentaria es la agroecología, por lo que insistió en que es urgente cambiar la orientación productiva vigente.
Asimismo, brindó datos relevantes como el hecho de que este modelo está consolidado por grandes corporaciones internacionales: “El 86% del mercado de agroquímicos es controlado por 10 empresas” y “nueve empresas controlan el 67% de las semillas comerciales con una facturación de 50.000 millones de dólares”, lo que, según dijo, constituye una estrategia para controlar los alimentos a través de las semillas y los pesticidas.
Uno de los efectos más graves es la pérdida de polinizadores debido al uso “salvaje” de pesticidas, lo que pone en riesgo los cultivos esenciales para la alimentación humana. Crespo sostuvo que el 40% de ellos, especialmente abejas y mariposas, enfrentan la extinción, pese a que generan cerca de 577.000 millones de dólares en producción anual de alimentos.
El especialista también advirtió que el país atraviesa un proceso acelerado de degradación ambiental. “En Bolivia, el 42% de nuestro territorio está en proceso de degradación” y agregó que el crecimiento ganadero presiona áreas de alta biodiversidad. “La ganadería de exportación está estrangulando a la Chiquitanía”, afirmó, señalando que el aumento de exportaciones se ha sostenido a costa de impactos ambientales severos. Según sus datos: “en 2017 era 1 millón y hemos llegado en 2024 a 34,3 millones de kilos de carne exportada”, de los cuales “el 91% se va a China”.

Crespo cuestionó además que el ordenamiento territorial -plan de uso de suelos- sea modificado para favorecer la expansión ganadera y su exportación. Apuntó que esta tendencia profundiza la deforestación y la presión sobre áreas protegidas. “Tenemos 23 parques nacionales que ocupan cerca del 17% del territorio nacional, que es una riqueza intangible que no la aprovechamos, no la cuidamos y no hacemos un uso sostenible de la de las mismas, sino al contrario, las estamos afectando día a día”, añadió.
Finalmente, lamentó que el país pierda especies nativas de alto valor nutritivo, pues solo en la Amazonía y Chiquitanía hay más de 150 frutas silvestres de alto valor nutritivo que desaparecen, mientras otros países las incorporan en sus mercados. “Esta es una situación —afirmó Crespo— que nos plantea una incongruencia en un modelo que no está beneficiando al país”.
También le puede interesar:





