Incendios en Bajo Paraguá. Foto: APB Bajo Paraguá
Desde el 10 de octubre, la Asociación de Productores del Bosque (APB) Porvenir – TCO Bajo Paraguá viene lanzando llamados desesperados a través de sus redes sociales. En mayúsculas y con signos de alarma, los mensajes reflejan la gravedad de la situación que atraviesa esta comunidad indígena de la Amazonía cruceña: “¡Nos encontramos en emergencia! ¡Nuestros bosques se queman!”.
El fuego avanza sin control en el Área Protegida Municipal del Bajo Paraguá, en el municipio de San Ignacio de Velasco, en el norte del departamento de Santa Cruz, afectando ya a cientos de hectáreas de bosque nativo. Según los reportes comunales, las llamas están a menos de mil metros del Plan de Manejo de Asaí Silvestre, considerado el primero de su tipo en Bolivia y fruto de más de 15 años de trabajo conjunto entre las familias del lugar.
“Esta emergencia pone en riesgo años de esfuerzo por conservar nuestros recursos naturales y mantener una producción sostenible basada en el manejo del asaí silvestre, símbolo de vida y economía sustentable para nuestras familias”, expresa uno de los comunicados difundidos por la APB Porvenir.
El Bajo Paraguá es una de las zonas con mayor biodiversidad del país y cuenta con un plan de manejo del asaí que las comunidades implementan para proteger el bosque. Sin embargo, el incendio superó su capacidad de respuesta.

La comunidad Porvenir ha organizado cuadrillas de bomberos voluntarios que, sin descanso, combaten las llamas para evitar que el fuego llegue al plan de manejo. Sin embargo, los comunarios denuncian que las cuadrillas están exhaustas y carecen de los recursos más básicos. “Necesitamos equipamientos, maquinarias, combustible y alimentación para las cuadrillas y bomberos voluntarios que están defendiendo el territorio del Bajo Paraguá”, se lee en uno de los comunicados.
Los pobladores explican que, pese a los esfuerzos, las llamas avanzan rápido y la ayuda institucional no llega con la urgencia necesaria. Las familias se han visto obligadas a organizarse por turnos, intentando frenar el fuego con herramientas precarias y la esperanza de que las autoridades atiendan su llamado.

El Bajo Paraguá forma parte de un corredor biológico que conecta con el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, una de las áreas de mayor biodiversidad del país. Su bosque, rico en especies de flora y fauna amazónicas, también es clave para la seguridad alimentaria y la economía de las comunidades que dependen del aprovechamiento sostenible del asaí silvestre.
“El fuego se ha descontrolado y, pese a las ayudas humanas para proteger el límite del plan de manejo, no es suficiente”, advierte la APB Porvenir en sus redes. “Estamos defendiendo nuestro bosque, nuestros medios de vida y nuestra identidad”.

La organización comunal ha pedido apoyo a la Gobernación de Santa Cruz, al Gobierno Autónomo Municipal de San Ignacio de Velasco, al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, a la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT) y a la Agencia Nacional de Hidrocarburos, para facilitar la dotación de combustible, maquinaria y alimentos que permitan sostener las labores de mitigación. «Hoy las cuadrillas de los bomberos voluntarios de nuestra comunidad luchan por mitigar el fuego, proteger la vida, los bosques, la biodiversidad, cuidando que no se contamine el agua, el aire que respiramos todos», señala la publicación más reciente.
Mientras el fuego avanza, la comunidad continúa resistiendo unida. “Seguimos en pie, defenderemos nuestro bosque, nuestros medios de vida y nuestra identidad. Pero hoy necesitamos tu ayuda urgente”, cierra el mensaje de la APB Porvenir.
Para quienes deseen colaborar, la organización habilitó el número de contacto 72609477 para canalizar apoyos destinados a las brigadas forestales voluntarias del Bajo Paraguá.

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