Mujeres que sostienen la vida

Opinión

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Sumando Voces

Fátima Ruiz

Cada 11 de octubre conmemoramos el Día de la Mujer Boliviana, en honor a Adela Zamudio, pionera en la educación y la defensa de los derechos de las mujeres. Su voz rebelde, que hace más de un siglo desafió las estructuras patriarcales de su tiempo,  aún resuena en cada mujer que no se rinde, que lucha y que sueña con un país más justo.

Desde los territorios indígenas hasta las ciudades, las mujeres bolivianas sostienen la vida. Son maestras, agricultoras, artistas, obreras, estudiantes, madres, trabajadoras, científicas, emprendedoras y defensoras de la Madre Tierra. En cada comunidad, hogar, barrio o institución, hay una mujer que impulsa el cambio, que protege, que enseña, que transforma con sus manos y su palabra y que con su esfuerzo diario transforman el presente y abren caminos para el futuro.

Ser mujer en Bolivia, aún hoy, significa resistir. Significa cargar con responsabilidades que no son reconocidas, proteger a la familia, sostener comunidades y al mismo tiempo enfrentar la indiferencia de un sistema que promete derechos, pero no los garantiza.

Aunque tenemos leyes que reconocen la igualdad y la protección, muchos derechos siguen siendo incompletos. Bolivia sigue siendo uno de los países con mayores índices de violencia de género . Las cifras son alarmantes; cada año se registran decenas de feminicidios, miles de denuncias por agresiones físicas, sexuales y psicológicas, y un número preocupante de casos que quedan impunes.

Las leyes existen, pero fallan los mecanismos de aplicación, la voluntad institucional y sobre todo la empatía social.

Las mujeres, especialmente en áreas rurales e indígenas, enfrentan dobles y triples formas de discriminación: por ser mujeres, por ser indígenas y por vivir lejos de los centros de poder. Muchas carecen de acceso a justicia, educación o servicios básicos y cuando denuncian violencia, son revictimizadas; cuando defienden su territorio, son criminalizadas.

En las ciudades, la desigualdad también se siente; la brecha salarial persiste, el acoso laboral y callejero continúa normalizado, y el trabajo doméstico y de cuidado sigue siendo invisibilizado y no remunerado.

A esto se suma la falta de representación real en los espacios de decisión;  muchas veces la participación femenina es simbólica o limitada.

Por eso, este día no debe ser solo de homenaje, sino de compromiso y acción, escuchar las voces de las mujeres, garantizar su participación real,  valorar su trabajo y respetar su libertad no es un favor

Las leyes son importantes, pero no bastan si no se transforman las mentalidades, las instituciones y la cultura del silencio y la impunidad.

El cambio real empieza cuando el Estado deja de ver a las mujeres solo como beneficiarias y las reconozca como sujetos de derecho, protagonistas de su historia y constructoras del país.

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Fátima Ruiz es integrante del colectivo ambiental Lucha Por la Amazonia Boliviana

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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