Productores de la zona alta de Tarija. Foto: Bernardino Sunagua
En las alturas frías de la zona altiplánica de Tarija, donde el agua brota de las lagunas naturales, un grupo de familias decidió apostar por un sueño: producir trucha. Lo que empezó como una idea experimental en 2008 hoy se ha convertido en una alternativa económica que ofrece esperanza a decenas de productores rurales.
Bernardino Sunagua, técnico del Programa de Trucha en Tarija del Instituto de Investigación y Capacitación Campesina (IICCA), recuerda los primeros años del proyecto. “El proyecto nace por la potencialidad que ofrece la zona. Donde hay agua, tiene que producirse algún tipo de pescado. Pensamos que la trucha podría adaptarse”, cuenta. Sin embargo, los inicios no fueron fáciles.
Al principio, el equipo intentó implementar sistemas intensivos de cultivo en estanques, pero la experiencia no prosperó. “No entendíamos del todo la lógica de los productores”, reconoce Sunagua. La verdadera transformación llegó cuando decidieron cambiar de enfoque y apostar por la producción extensiva en lagunas naturales y artificiales.

Desde 2013, el proyecto se desarrolla en la comunidad de Pasajes con el apoyo de IICCA, donde actualmente participan 30 familias organizadas en una asociación de productores. De ellas, 12 familias trabajaron de manera directa con la Red UNITAS —financiada por el Fondo de Pequeños Proyectos de Pan Para el Mundo—, organización que apoyó la construcción de una eclosería artesanal para producir sus propios alevines —las crías de trucha— y reducir la dependencia de proveedores externos.
Antes compraban los alevines de otros departamentos, lo que elevaba los costos y dificultaba la producción. Ahora tienen su propia cría de trucha, producen, cosechan y comercializan este pescado en la ciudad de Tarija.

La producción es de largo aliento. Cada campaña puede durar entre un año y medio y dos años, dependiendo del tamaño de las lagunas. “Tenemos lagunas de hasta 14 hectáreas. Si logramos tener cinco lagunas, podríamos hacer cosechas escalonadas y tener una producción constante”, agrega Sunagua.
Los días 25 y 26 de junio, en Sucre, Bernardino Sunagua participó del Encuentro de Intercambio de Proyectos FPP 2022 – 2025 organizado por la Red UNITAS, donde participaron casi 60 representantes de distintos proyectos financiados por el Fondo de Pequeños Proyectos (FPP) de Pan Para el Mundo.
Pese a los desafíos, los resultados ya se sienten. La comunidad ha logrado diversificar sus ingresos, tradicionalmente dependientes de la agricultura y la ganadería. «Nosotros vemos (este proyecto) con mucha esperanza hacia el futuro, porque ellos (productores) tienen condiciones para generar mayores unidades de producción», afirma.

El proyecto no solo busca rentabilidad, sino también sostenibilidad. Las truchas se crían aprovechando las aguas frías y limpias del altiplano tarijeño. Sin embargo, el crecimiento del emprendimiento requiere más inversión y capacitación. “Nos falta fortalecer conocimientos y aumentar las unidades productivas. Seguimos con la idea y el sueño de que algún día en Tarija se tenga una gran producción de truchas”, concluye Sunagua.

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