Zulya Dorigama, lideresa indígena de Colombia. Foto: Sumando Voces
Zulya Dogirama de Kia, mujer indígena del pueblo Cedral, en Juradó, Chocó (Colombia), alza su voz para recordar que la defensa del territorio es la base de la supervivencia de su comunidad. “Sin la madre tierra no somos nadie, de ella subsistimos y cogemos lo que necesitamos para vivir”, afirma.
Para Zulia, ser mujer indígena significa mucho más que pertenecer a un pueblo originario. “Es ser valiente, arriesgada, guerrera, defensora, portadora de vida. Es un rol complejo que asumimos desde la infancia hasta la adultez, un arraigo (que nos impulsa) a defender nuestros derechos individuales y colectivos, aunque nos cueste la vida”, explica.

Desde su territorio en el Resguardo en Juradó, Zulya enfrenta uno de los principales desafíos de las comunidades del Chocó: la presencia de grupos armados. Esta situación amenaza con el despojo de tierras y genera temor entre la población. Como mujeres indígenas se dieron a la tarea de defender sus derechos y usar el diálogo como herramienta para prevenir mayores problemáticas en el futuro.
Aunque reconoce que en su comunidad las violencias no han alcanzado la magnitud de otros territorios, valora las experiencias compartidas por mujeres de distintos países durante la III Cumbre Indígena, que han relatado conflictos y resistencias en sus propios contextos. “Es admirable que, a pesar de todo, las compañeras siguen resistiendo. Por lo general, como pueblos originarios somos resilientes y seguimos avanzando a pesar de las adversidades”, reflexiona.

Zulya insiste en que la lucha por el territorio no es un asunto menor ni aislado: es la condición para que los pueblos indígenas puedan preservar su cultura, sus formas de vida y su espiritualidad.
Zulya participó en la III Cumbre Internacional de Mujeres realizada en Santa Cruz desde el 4 al 7 de septiembre, el evento fue organizado por Proceso Servicios Educativos y apoyado por Zabalketa.

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