Erasmo Coseruna explica cómo se habilita la tierra sin quemar. Foto: Captura de video
CEJIS
En plena temporada de incendios, los indígenas de la Amazonía sur apuestan por los chacos sin quema como alternativa productiva en 22 experiencias que proveen a las familias de cuatro cultivos agrícolas principales, en combinación con el bosque y sus especies maderables.
Actualmente, algunas comunidades del Territorio Movima y del Territorio Mojeño Ignaciano (TIMI) participan del proyecto que impulsa los Sistemas Agroforestales Sucesionales (SAFS) cuyo rasgo principal es que no utiliza el fuego para preparar la tierra agrícola, y se combina con especies maderables o no maderables propias del bosque.
Entre todas las experiencias se cuentan 22 SAFS, sumando 18,7 hectáreas que dan cuenta de una agricultura pequeña de autoconsumo y poco excedente para el mercado.
En medio del humo tenue producto de quemas alejadas, Erasmo Coseruna, de la comunidad San Pablo del Chontal, se apresta a preparar su tierra para la temporada de lluvias que se aproxima. “En el chaco con quema hay que rozar y dejar 15 días para que asiente (el desecho). Se va el tiempo, en cambio de esto (chaco sin quema), a los tres días uno ya está sembrando”, dijo el productor del Territorio Mojeño Ignaciano.
Es la primera experiencia de Coseruna con el chaco sin quema puesto que es una costumbre prender fuego a la parcela para eliminar la maleza y generar ceniza para mejorar el suelo antes de la siembra. En todo caso, los espacios de cultivo que los indígenas someten a la quema son extremadamente pequeños en relación a otro tipo de agricultores.
“Primera vez que estoy haciendo aquí. Hay que hacer para ver, si resulta o no resulta, pero veo que resulta. Menos tiempo y ya tenemos (producción), un mes más y va a haber choclo. A dos meses, (ya) estamos con el maíz grande y los platanitos grandes, es una ventaja grande”, comentó Coseruna, quien inició el trabajo de su SAFS en junio e hizo la siembra el 19 de julio.
Para la gestión 2023, 13 comunidades de la Amazonía sur participaban de los SAFS de manera completamente voluntaria, aunque siguiendo algunos criterios técnicos y sociales. Entre estos últimos está el compromiso de las familias beneficiarias y el apoyo de la comunidad en el primer momento en el que se necesita mano de obra.
“Muchos comunarios no quieren hacer esto porque, claro, no estamos acostumbrados pues”, dijo Coseruna.
En un primer momento se necesita limpiar la parcela a ser utilizada, lo que equivale a abrir un claro en el área boscosa. La broza no se elimina mediante el fuego, sino que se espera que avance en su descomposición. A la vez esta maleza derribada impide que los rayos del sol penetren en el suelo para dar vida a la vegetación indeseable. Así es posible sembrar solo las plantas seleccionadas dándoles posibilidad de acceder a la luz del sol.
La iniciativa de los SAFS o chaco sin quema, como se conoce en los territorios indígenas, forma parte de la Gestión Integral de Territorios Indígenas (GITI) y permite a las comunidades no solo producir alimentos sino también controlar y defender estos espacios frente a las amenazas y presiones generadas por la ampliación de la frontera agrícola en la Amazonía sur del país luego del cambio del Plan de Uso de Suelos en el departamento de Beni en 2019.
Mira el video de esta experiencia aquí:
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